dimarts, 14 de març del 2017

Leonardo Da Vinci

Mi futuro no planeado


Era tan inocente al pensar que mi padre, un notario y mi madre, una simple campesina, seríamos una familia feliz.
No lo fuimos. No porque estaba mal visto el estatus social, sino que mi padre no nos quería, ni a mi madre. Era pequeño pero no ciego.
A mis 11 años mi madre enfermó muy fuerte y por desgracia mi padre, el cual se tuvo que quedar conmigo.
A él no le agradaba mucho pero tampoco me trataba mal.
El creía que yo no entendía la muerte de mi madre ya que no mostraba mis sentimientos, lo que él no sabía es que lloraba todas las noches.
A los 13 entré en una academia muy prestigiosa, pagada y dirigida por mi padre, como no.
Tenía la mejor educación que podía pedir, no obstante, no hice ningún amigo porque todos decían que había crecido en una familia rota y que yo era un error. Por eso nadie me hablaba. Eso no me hizo dejar de tener curiosidad, me empezo apasionar la pintura y retrataba todo lo de mi alrededor, empezando por, una flor insignificante, hasta una persona con todo lujo de detalles. 
Yo tenía una peculiardad, dibujaba a las personas sin facciones ya que no sabía como en realidad se sentían.
A los 18 años me gradue y decidi seguir mi camino, en esa época yo era conocido como un gran pintor, pero no internacionalmente, sino en mi ciudad, por eso a mi padre no le gustó mucho mi decisión de dejar mi camino porque él quería exprimirme, como si fuera una màquina del dinero, es decir, mis obras se estaban haciendo conocidas y habría la posibilidad de conseguirlo, pero me negaba a ser como él.
Eso no quería decir que no dejara de pintar, sino  que él, no se podría aprovechar de mi mérito.
Así que hice un año sabático, lo cual ese año se tornaron 5, y allí habia descubierto muchas cosas. Conocí a una dulce chica que me acompañaba en mis pequeñas aventuras.
La retraté tantas veces y de tantas maneras que ya he perdido la cuenta.
Se podria decir que aun no haber decidido mi infancia y haber tenido momentos turbios, no podría haber podido pedir nada mas para mi futuro.
A los 28 años mi padre falleció de tanto trabajo, pero pudo conocer a su nieto al nacer que al verlo se le dibujo una sonrisa y eso me hizo sonreir.


Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada